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Arts and Humanities / Artes y humanidades

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El cosmos visto desde Mali: Dogon, estrellas y ciencia

Por Y. Londono (yeimmy.londono@utp.edu.co) y ChatGPT


En las colinas de Bandiagara, al sur de Mali, habita un pueblo que ha fascinado a antropólogos, astrónomos y curiosos por igual: los Dogon. Este grupo étnico ha sido protagonista de un debate singular desde mediados del siglo XX, cuando Marcel Griaule y Germaine Dieterlen documentaron una compleja cosmología centrada en el sistema estelar de Sirio. Lo que hicieron fue mucho más que describir rituales o estructuras sociales: afirmaron que los Dogon conocían detalles de Sirio B, una estrella enana blanca invisible al ojo humano y apenas confirmada por la ciencia moderna en el siglo XX (Griaule & Dieterlen, 1950).


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Este tipo de afirmación despertó reacciones diversas. Algunos investigadores se lanzaron a confirmar o refutar los datos; otros, como el propio Carl Sagan, abordaron el tema con escepticismo metódico. En El cerebro de Broca (1974), Sagan sugiere que la información astronómica pudo haber sido transmitida por visitantes europeos antes de las investigaciones etnográficas. Este enfoque, lejos de desacreditar la riqueza de la cosmovisión Dogon, nos invita a explorar la delgada línea entre mito, observación empírica y sincretismo cultural.


Los mitos Dogon hablan de Nommo, un ser anfibio enviado desde el cielo por el dios Amma. Nommo es tanto creador como regenerador del universo. Su historia está intrincadamente ligada al agua, a la palabra y al orden cósmico. La narrativa simboliza procesos de multiplicación, disolución y reestructuración, muy similares a los ciclos naturales observables (Dieterlen, 1965).


Desde una mirada interdisciplinar, la combinación de astronomía y mitología en la cultura Dogon no es única, pero sí particularmente rica. Culturas africanas vecinas, como los Bambara o los Bozo, comparten elementos simbólicos, aunque ninguna parece haber articulado un modelo tan complejo del cosmos como los Dogon.


La hipótesis de una influencia externa en su conocimiento astronómico no ha sido probada concluyentemente. Sin embargo, el debate invita a revisar el potencial de los sistemas de conocimiento tradicionales, muchas veces subestimados por el pensamiento occidental. Que los Dogon hayan creado una narrativa coherente del cosmos basada en observaciones, tradición oral y simbolismo, no debería sorprendernos: el ser humano ha mirado las estrellas desde siempre, buscando entender su lugar en el universo.


Quizá, como propone Sagan, el verdadero milagro no sea que los Dogon conocieran a Sirio B, sino que lo transformaran en un eje de sentido, en un relato compartido sobre el orden y el origen. Algo que, en el fondo, la ciencia y el mito no dejan de hacer: tratar de narrar lo infinito.


Referencias


Dieterlen, G. (1965). Essai sur la religion des Dogon. Institut d’ethnologie.

Griaule, M., & Dieterlen, G. (1950). Un système soudanais de Sirius. Journal de la Société des Africanistes, 20(2), 273–294.

Sagan, C. (1974). El cerebro de Broca. Grijalbo.

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